Capítulo 31.
—Jimin —escuchó a lo lejos, se removió e ignoró el llamado—. Jim...
—Cinco minutos más.
—Amor, creo que ya es hora, Jaehyun te necesita.
Al escuchar aquello el omega saltó, quedándose sentado en un parpadeo.
—¿Qué? ¿Jaehyun está bien? ¿Le pasó algo? —dijo rápido, trabándose con algunas palabras.
Jungkook sonrió y negó.
—No, Jae está bien, está jugando en la sala.
Jimin pudo respirar en paz luego de escuchar aquello.
—Me asustaste.
—Lo siento. Te tenía que despertar de alguna forma.
—¿Qué hora es? —preguntó tallándose los ojos.
Jungkook tardó en responder, se quedó mirando al omega con ternura por aquel acto.
—Son... Son las doce y media.
—¡¿Qué?! Es muy tarde, Dios nunca me levanto tan tarde disculpa, disculpa, disculpa. Te dejé solo con Jaehyun, Dios, que irresponsable.
—Tranquilo, Jimin, no hay problema. No me molesta estar con Jae, es divertido estar con él. Además estabas muy dormido y no te quería despertar —dijo el rizado con una sonrisa.
—Igualmente fui irresponsable, es mi hijo, no el tuyo —dijo levantándose de una vez por todas.
Se fue descalzo al baño y Jungkook lo perdió de vista una vez que cerró la puerta.
Auch, eso dolió, pensó el rizado.
Tenía razón, ese cachorro no era nada suyo, pero su alfa se empeñó en reclamarlo por alguna razón y no tenía derecho. Suspiró y fue hasta la sala para ver como estaba el pequeño y pedir algo de comer.
—¿Qué haces pequeño? —preguntó Jungkook.
—Al —respondió el bebé.
El rizado lo miró confundido, analizando la sílaba que le dijo el cachorro.
—Dice que está jugando —dijo Jimin apareciendo allí.
—Oh. No le logro entender del todo aún, lo siento —dijo rascándose la nuca.
—Tranquilo, con el tiempo le entenderás.
Con el tiempo. Ese omega que quería que pase más tiempo con ellos y eso hacía que el alfa de Jeon salte de felicidad.
—Si, espero que sea así. Mi madre me decía algo similar de mis hermanos, pero nunca los terminé de entender.
—Había olvidado que tenías hermanos.
—Si, tengo... dos.
—Pensaba que eras hijo único por alguna razón. ¿Cuántos años tienen?
—Pues, tienen ocho años —dijo con la voz algo apagada, el omega no entendía la razón.
Jungkook no sabía si nombrar a Chaehyun, no sabía sí debía hablar de ella. De alguna forma le dolía, claro que lo hacía, aunque quisiera demostrar que podía hablar de ella sin llorar, sus ojos se aguaban cada vez que la pensaba. El tema de su hermana seguía doliendo como el primer día.
—Bueno, en realidad tengo tres —dijo bajo, con la mirada en el suelo. El ambiente se sentía pesado, triste y el aroma de Jeon lo hacía aún más triste.
—Jungkook, ¿estás...
—Haa~ —llamó Jaehyun. Jimin desvió la mirada a su bebé.
—Hola, mi vida —dijo agachándose para poder alzarlo.
Una vez lo tuvo en sus brazos le llenó la carita de besos y el bebé comenzó a reír. Jaehyun percibió el aroma del rizado y empezó a removerse en los brazos de Jimin. El castaño no entendía el cambio de humor tan repentino.
—Haa~
—¿Qué pasa, cielo? —preguntó. El bebé volteó y señaló al alfa—. ¿Jungkook? —susurró en el oído del cachorro. Jaehyun asintió—. ¿Quieres ir con Jungkook? —volvió a susurrar.
—I.
El mayor seguía en sus pensamientos, mirando un punto fijo en el suelo. De repente sintió unas pequeñas manitos golpear sin fuerza su brazo, volteó para ver de quien se trataba y vio a un pequeño de ojos color grises sonreírle dulcemente, él le sonrió de vuelta. Jaehyun sacó su manito del brazo del alfa para alzar sus dos extremidades en dirección al mayor, Jungkook entendió la referencia y lo alzó.
Jae rápidamente se escondió en su cuello, frotó su naricita y Jungkook lo abrazó con fuerza, pero no tanta como para hacerle daño.
—¿Sss or? —susurró el pequeño en su cuello.
Jungkook se tranquilizó. Jaehyun ayudó a que esté estable y que su alfa esté en paz, el bebé hizo que todo su cuerpo esté tranquilo. El alfa dedujo que le preguntó "¿Estás mejor?"
—Si, cachorro, estoy mejor. Gracias.
Aflojó su abrazo y el bebé salió de su escondite, le sonrió al mayor y este lo hizo con hoyuelos. De imprevisto, Jae le dejó un besito en la mejilla, Jungkook no podía sentir más felicidad.
✧✦✧
—Listo, ya está en la cama durmiendo —dijo Jimin mientras se sentaba a un lado del rizado.
—Panza llena, corazón contento, ¿verdad? —dijo con una sonrisa y el omega rió.
—Si, siempre duerme después de comer.
—¿Quieres hablar? —preguntó el alfa serio.
El nerviosismo de Jimin empezó a hacerse presente, puso sus manos abajo de sus muslos y se balanceaba lentamente de un lado a otro.
—¿Sobre qué?
Los pensamientos empezaron a atormentarlo de repente, sabía que hablarían sobre la noche anterior.
¿Y si se arrepiente? ¿Y si no le gustó el beso? ¿Y si se aleja? ¿Y si se da cuenta que en verdad no valgo la pena? ¿Y si me abandona como todos lo hacen?
Su cabeza era un lío y odiaba ser así, pero era la secuela que su vida le dejó.
—Sobre lo que pasó anoche...
—Perdóname —dijo cortando lo que Jungkook quería decir—. Fue una falta de respeto besarte, lo siento. Si estás enojado conmigo lo entiendo, si te quieres ir está bien. Perdón, no lo volveré a hacer.
Su mirada estaba en sus piernas y las ganas de llorar habían aparecido.
—¿Qué? No Jim... No era eso lo que quería decir, cariño. No me molestó que me besaras y, es más, me encantó el beso.
—¿En serio?
—Si, amor, en serio. ¿Puedo abrazarte?
El omega asintió y el alfa lo envolvió en sus brazos. Jimin se relajó con su aroma y Jungkook besó su cabello.
—Quería decir que, em, bueno, siento algo fuerte por ti —dijo nervioso.
El corazón del omega se detuvo y su respiración se cortó.
—Mi lobo quiere estar contigo siempre, en todo momento y ya no puedo evitar ese sentimiento. Todavía no puedo explicármelo, sigue sin haber un porqué, pero quería decírtelo. Sé que todavía no nos conocemos lo suficiente y no quiero ir muy rápido, solo quería proponerte que nos conozcamos un poco más. Obviamente esto es si quieres, si tú me dices que no, va a estar todo más que bien, Jimin.
El omega estaba por fallecer en ese instante, el alfa estaba confesando que sentía algo por él, parecía irreal.
No sentía esa calidez en su pecho hace mucho, no sentía ese revoltijo en el estómago y esa sonrisa desde Jihoon.
Es que al mismo tiempo nada era igual que cuando estaba con aquel alfa, era todo más intenso, más especial, nunca su omega se había sentido así por un alfa y Jimin tampoco.
Jungkook estaba nervioso, nunca le había pasado algo así por un omega. Seguía siendo raro, se conocían hace muy poco tiempo, pero su alfa quería a ese omega. No sabe que lo impulsó a decirle lo que sentía al omega, pero lo hizo.
—Mi, mi omega también siente eso, y-yo no quiero alejarme de ti, me siento triste cuando te vas y, y me emociono demasiado cuando te veo. N-Nunca me había sentido así —dijo mirando sus muslos, no se atrevía a mirar a Jungkook, su cara se sentía caliente.
Una sonrisa apareció para iluminar la cara del mayor, su alfa estaba feliz.
—Entonces, ¿me dejas conocerte más, omega? ¿Me dejas entrar en tu vida?
Jimin levantó su vista y lo miró, no tenía una expresión en su rostro, estaba serio.
Esa pregunta le aterrorizaba, no sabía que responder. ¿Dejaría entrar a un nuevo alfa a su vida? Él sabe que no es un alfa cualquiera, pero sigue teniendo miedo, tiene miedo de salir lastimado nuevamente, no quiere cometer el mismo error que antes. Su omega le dice que es el indicado, ¿realmente lo es? nadie le puede confirmar eso. Sabe que no todos los alfas son iguales, pero todavía una parte de él sigue teniéndole miedo.
Sí, es Jungkook, pero Jihoon también le pintó el oro y el moro, pero no fue así al final, ese alfa dejó una marca muy grande en él y no va a poder olvidarlo. Tampoco sabe si va a poder sanar del todo.
—Yo... no sé que responderte, Jungkook —dijo volviendo a mirar sus muslos—. Lo siento.
El brillo de Jeon se esfumó, su sonrisa se convirtió en una mueca y se puso serio. El omega miraba sus muslos con atención, pensando seguramente.
—No tienes que responderme ahora mismo, cariño, tómate tu tiempo. Entiendo que sea difícil para ti, en serio lo entiendo. Tómate el tiempo que necesites para pensarlo, bonito, yo te espero.
Jimin volvió a mirarlo, sus ojos estaban algo cristalizados.
—¿En serio esperarías?
—Claro. Mi lobo siente algo por ti y esperaría lo que fuese.
La esperanza del omega decayó un poco, no dijo que él esperaría, dijo que su lobo lo haría.
El teléfono del alfa comenzó a sonar rompiendo el pequeño silencio que se había instalado entre ellos.
—¿Hola?
—Jungkook... yo, no te quiero asustar o alarmar, pero se escuchan ruidos en tu oficina y Dongwook se encuentra allí.
—¿Qué tipos de ruidos, Dai? —dijo con voz profunda.
—Está destrozando todo.
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